El cuero cabelludo es una de las zonas más sensibles del cuerpo humano, y a menudo se ve afectado por diversas alteraciones dermatológicas. Aunque muchas veces estas condiciones se consideran un tema estético, en realidad pueden revelar desequilibrios del organismo, alteraciones inmunológicas o incluso infecciones importantes.
Conocer las enfermedades del cuero cabelludo más comunes es clave para tratarlas a tiempo y prevenir complicaciones mayores.
En este artículo te explicamos cuáles son las 10 enfermedades del cuero cabelludo más frecuentes, sus síntomas y tratamientos, con el respaldo de la tricología médica, la dermatología y la farmacología.
Las 10 enfermedades del cuero cabelludo más comunes
1. Dermatitis seborreica
La dermatitis seborreica es una de las enfermedades del cuero cabelludo más frecuentes en adultos, aunque también puede aparecer en bebés (conocida como “costra láctea”). Se manifiesta como una inflamación cutánea crónica que afecta principalmente las zonas con mayor actividad de glándulas sebáceas: cuero cabelludo, rostro (aletas nasales, cejas), parte superior del pecho y espalda.
Este trastorno está relacionado con una respuesta inmunitaria alterada al crecimiento excesivo del hongo Malassezia, un microorganismo que forma parte de la flora natural de la piel, pero que en determinadas condiciones (como el estrés, cambios hormonales o la genética) se multiplica de forma descontrolada.
Síntomas comunes:
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Aparición de escamas grasientas, de color amarillento o blanquecino, adheridas al cuero cabelludo o al cabello.
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Picor persistente, especialmente al sudar o tras el uso de productos agresivos.
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Enrojecimiento difuso, a veces acompañado de ardor o sensación de calor en la piel afectada.
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En casos graves, puede haber caída de cabello temporal por inflamación del folículo.
Factores desencadenantes:
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Alteraciones hormonales (como en la adolescencia o el posparto).
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Climas fríos y secos o excesivamente húmedos.
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Estrés emocional y trastornos neurológicos (como Parkinson).
Tratamientos:
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Uso de champús terapéuticos con ketoconazol, ciclopirox olamina, piritionato de zinc o ácido salicílico, que controlan la proliferación fúngica y reducen la descamación.
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Corticoides tópicos suaves en fases agudas para disminuir la inflamación.
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Inhibidores de la calcineurina (como el pimecrolimus o tacrolimus) en casos donde no se toleran corticoides.
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Evitar cosméticos con alcohol, productos capilares grasos y lavado excesivo con champús agresivos.
La dermatitis seborreica no tiene cura definitiva, pero puede controlarse eficazmente con tratamientos adecuados y buenos hábitos de cuidado capilar.
2. Psoriasis en el cuero cabelludo
La psoriasis del cuero cabelludo es una manifestación localizada de la psoriasis vulgar, una enfermedad autoinmune, inflamatoria y crónica que acelera el ciclo de renovación celular de la epidermis. Se calcula que hasta el 80% de los pacientes con psoriasis presentan afectación en el cuero cabelludo en algún momento.
Esta condición se manifiesta en forma de placas gruesas, escamosas y blanquecinas, que pueden ser molestas desde el punto de vista físico y emocional, afectando la autoestima del paciente.
Síntomas frecuentes:
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Placas escamosas adheridas al cuero cabelludo, con bordes definidos.
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Picor severo, sensación de escozor o dolor al tacto.
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Sangrado leve al rascarse debido a la fragilidad de la piel inflamada.
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Caída del cabello temporal, no por daño en el folículo, sino por el proceso inflamatorio.
Factores asociados:
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Factores genéticos (predisposición hereditaria).
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Infecciones (como faringitis estreptocócica).
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Estrés, alcohol y ciertos medicamentos (litio, betabloqueantes).
Tratamientos recomendados:
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Derivados de la vitamina D (como calcipotriol o calcitriol), que regulan el crecimiento celular y reducen la inflamación.
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Champús medicados con alquitrán de hulla, ácido salicílico, o corticoides de uso tópico.
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En casos resistentes: fototerapia con UVB o tratamientos biológicos como secukinumab, adalimumab o ustekinumab, especialmente si hay afectación en otras zonas del cuerpo.
Aunque no es contagiosa, la psoriasis en el cuero cabelludo puede alterar profundamente la calidad de vida, por lo que es fundamental un tratamiento precoz y adaptado a cada paciente.
3. Foliculitis
La foliculitis del cuero cabelludo es una inflamación del folículo piloso que puede tener origen bacteriano, fúngico, vírico o incluso mecánico. Es más común en hombres, especialmente en quienes se afeitan el cráneo o utilizan cascos ajustados de forma habitual. Las bacterias más implicadas son Staphylococcus aureus, aunque también puede deberse a hongos como Malassezia o Trichophyton.
Existen distintos tipos: foliculitis superficial, profunda, decapitada, o incluso formas crónicas como la foliculitis decalvante que puede generar alopecia cicatricial.
Síntomas característicos:
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Granos o pústulas con punta blanca, alrededor del nacimiento del cabello.
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Dolor localizado o sensación de ardor.
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Picor o escozor, a veces acompañado de costras o secreción purulenta.
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En formas graves, zonas inflamadas que se agrupan en abscesos dolorosos.
Causas frecuentes:
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Higiene inadecuada del cuero cabelludo.
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Uso de productos capilares o aceites oclusivos.
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Sudoración excesiva, rasurado o fricción constante.
Tratamientos habituales:
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Antibióticos tópicos (mupirocina, clindamicina) en infecciones localizadas leves.
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Antibióticos sistémicos (dicloxacilina, cefalexina) en casos más graves o recurrentes.
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Antisépticos tópicos (clorhexidina, yodopovidona).
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En foliculitis fúngica, uso de antifúngicos orales (itraconazol o fluconazol).
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Es crucial evitar la manipulación de las lesiones, así como mejorar la ventilación del cuero cabelludo y mantener una correcta higiene.
La foliculitis puede resolverse fácilmente si se detecta a tiempo, pero si se cronifica o es mal tratada, puede derivar en alopecia cicatricial permanente.
4. Tiña capitis (Tinea capitis)
La tiña del cuero cabelludo o tinea capitis es una infección fúngica causada por dermatofitos, especialmente del género Microsporum y Trichophyton. Es una de las enfermedades del cuero cabelludo más comunes en niños en edad escolar, aunque puede presentarse también en adultos, especialmente en ambientes de convivencia estrecha o con animales infectados.
Se trata de una patología altamente contagiosa, que puede transmitirse por contacto directo, por objetos contaminados (cepillos, toallas) o por animales domésticos.
Síntomas característicos:
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Áreas circulares sin cabello, con bordes definidos y aspecto descamativo.
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Presencia de escamas secas o húmedas, a veces con puntos negros (cuando el cabello se rompe a nivel del cuero cabelludo).
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Inflamación local con picor y, en algunos casos, costras o pústulas.
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En formas más severas, se puede desarrollar un querion, una masa inflamatoria dolorosa, purulenta y con fiebre.
Diagnóstico:
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Examen con luz de Wood (algunas especies fúngicas fluorescen).
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Cultivo micológico para identificar el tipo de hongo y establecer el tratamiento más adecuado.
Tratamientos:
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Antifúngicos orales como griseofulvina, terbinafina o itraconazol (imprescindibles para erradicar la infección, ya que los tratamientos tópicos no penetran en el folículo piloso).
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Champús antimicóticos con ketoconazol, selenio o ciclopirox olamina como apoyo para reducir la carga fúngica y evitar contagios.
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Desinfección de utensilios personales y revisión veterinaria si se sospecha contagio desde mascotas.
La tiña capitis debe tratarse precozmente para evitar secuelas como la alopecia cicatricial, especialmente en casos de querion.
5. Lupus eritematoso cutáneo
El lupus eritematoso cutáneo es una manifestación localizada del lupus eritematoso sistémico (LES) o una forma exclusiva de la piel, como el lupus discoide. Esta enfermedad autoinmune genera una respuesta inmunitaria anormal que ataca los tejidos propios, incluyendo la piel y los folículos pilosos del cuero cabelludo.
El lupus en el cuero cabelludo es una forma severa de enfermedad inflamatoria crónica, que puede producir alopecia cicatricial irreversible si no se trata a tiempo.
Síntomas más frecuentes:
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Placas discoides (circulares), con bordes elevados, escamosas y enrojecidas.
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Caída de cabello localizada en las zonas lesionadas, que no vuelve a crecer si hay daño estructural en el folículo.
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Hipersensibilidad al sol (fotosensibilidad), que agrava las lesiones.
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Puede haber prurito, ardor o escozor en la zona afectada.
Factores agravantes:
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Exposición solar sin protección.
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Tabaco, estrés y ciertos medicamentos.
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Brotes sistémicos de lupus en pacientes con LES.
Tratamientos más eficaces:
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Corticoides tópicos o infiltraciones intralesionales en las zonas afectadas para reducir la inflamación.
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Antipalúdicos inmunomoduladores como la hidroxicloroquina, muy eficaces en lupus cutáneo crónico.
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En casos extensos o resistentes, se recurre a inmunosupresores como metotrexato o micofenolato.
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Fotoprotección estricta, incluso en días nublados, con FPS 50+.
El diagnóstico temprano es fundamental: el lupus del cuero cabelludo mal tratado puede derivar en pérdida capilar permanente y lesiones pigmentadas irreversibles.
6. Liquen plano pilaris
El liquen plano pilaris es una enfermedad inflamatoria y autoinmune poco frecuente, pero agresiva, que afecta al cuero cabelludo y destruye de forma progresiva los folículos pilosos, provocando una alopecia cicatricial irreversible si no se interviene a tiempo.
Esta enfermedad forma parte del espectro de los trastornos linfocíticos del cuero cabelludo, y su diagnóstico suele requerir biopsia para confirmar la destrucción folicular.
Síntomas principales:
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Zonas de pérdida de cabello con forma irregular y evolución progresiva.
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Piel brillante, lisa y atrófica donde ya no hay folículos activos.
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Dolor, ardor o escozor en las fases inflamatorias.
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Lesiones violáceas o rojizas alrededor de los folículos activos (signo de Brocq).
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Costras o escamas adheridas, a veces con sangrado al tacto.
Diagnóstico:
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Evaluación clínica tricológica.
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Dermatoscopia para detectar signos de inflamación perifolicular.
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Biopsia del cuero cabelludo para confirmar el diagnóstico y grado de fibrosis.
Tratamientos disponibles:
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Corticoides potentes tópicos o infiltrados en las zonas activas.
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Retinoides orales (como isotretinoína) que modulan la queratinización e inflamación.
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Hidroxicloroquina, especialmente útil en casos con síntomas sistémicos o recidivantes.
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En casos muy severos, se valora el uso de inmunosupresores como ciclosporina o micofenolato mofetilo.
El liquen plano pilaris es una urgencia dermatológica en tricología: cuanto antes se diagnostique, más probabilidades hay de preservar la densidad capilar restante y frenar su progresión.
7. Pediculosis (piojos)
La pediculosis capitis es una infestación parasitaria del cuero cabelludo causada por el insecto Pediculus humanus capitis, conocido comúnmente como piojo. Se alimenta de sangre humana y pone sus huevos —llamados liendres— adheridos al tallo del cabello, cerca del cuero cabelludo.
Esta es una de las enfermedades del cuero cabelludo más frecuentes en la infancia, especialmente entre los 3 y los 12 años, y se transmite por contacto directo cabeza a cabeza o mediante objetos personales (peines, gorros, almohadas).
Síntomas típicos:
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Picor intenso, sobre todo en la nuca y detrás de las orejas, donde los piojos suelen concentrarse.
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Liendres visibles en las raíces del cabello: pequeñas, ovaladas y de color blanquecino o amarillento.
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Irritación cutánea, pequeñas lesiones o excoriaciones provocadas por el rascado constante.
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En casos severos, puede aparecer una infección bacteriana secundaria por rascado excesivo (impétigo).
Tratamientos eficaces:
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Lociones pediculicidas con permetrina al 1%, dimeticona o malatión, de aplicación tópica. Se debe repetir la aplicación tras 7-10 días para eliminar nuevas eclosiones.
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Peine metálico de púas finas para eliminar liendres de forma mecánica.
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Lavado de ropa, toallas, fundas de almohada a más de 60ºC, y aislamiento de peines y accesorios durante 48-72 horas.
Es importante tratar a todos los contactos cercanos al mismo tiempo para evitar reinfestaciones. No se recomienda el uso de tratamientos preventivos sin infestación confirmada.
8. Alopecia areata
La alopecia areata es una enfermedad autoinmune que provoca la caída del cabello en zonas localizadas del cuero cabelludo y otras áreas pilosas del cuerpo. El sistema inmunitario ataca por error los folículos pilosos, deteniendo su actividad sin destruirlos completamente.
Es una condición frecuente, con impacto emocional significativo, aunque en muchos casos tiene pronóstico favorable.
Síntomas más comunes:
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Aparición súbita de placas circulares sin cabello, lisas y sin descamación.
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Piel intacta en la zona afectada, sin signos de inflamación.
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Posible extensión a otras áreas pilosas como cejas, pestañas, barba o vello corporal.
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En algunos casos, el cabello crece más fino, blanco o sin pigmentación tras la repoblación.
Factores desencadenantes:
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Estrés psicológico intenso.
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Predisposición genética.
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Enfermedades autoinmunes asociadas (tiroiditis, vitíligo, dermatitis atópica).
Tratamientos disponibles:
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Corticoides tópicos, orales o infiltrados intralesionales (especialmente en placas pequeñas).
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Minoxidil al 5% para estimular el crecimiento en fases de repoblación.
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Inmunoterapia tópica (difenciprona o dinitroclorobenceno) en casos extensos o recurrentes.
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Nuevas terapias orales con inhibidores JAK (tofacitinib, baricitinib) están mostrando resultados prometedores en alopecias severas.
La alopecia areata no es contagiosa ni causa dolor físico, pero afecta emocionalmente, por lo que se recomienda también apoyo psicológico en algunos casos.
9. Eccema o dermatitis atópica
La dermatitis atópica del cuero cabelludo es una variante localizada de una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, asociada a hipersensibilidad inmunológica y antecedentes personales o familiares de alergias, asma o rinitis.
Afecta tanto a niños como a adultos, y suele manifestarse en pieles sensibles, con tendencia a la sequedad extrema.
Síntomas característicos:
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Sequedad intensa del cuero cabelludo, con descamación fina.
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Picor persistente, que puede empeorar por sudor, estrés o productos irritantes.
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Lesiones eritematosas, a veces con fisuras o costras.
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Sensación de tirantez o incomodidad al lavar el cabello.
Factores agravantes:
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Cambios bruscos de temperatura y humedad.
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Uso de champús agresivos, tintes o productos con alcohol.
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Estrés emocional o alimentación con alérgenos.
Tratamientos recomendados:
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Uso de champús suaves, sin sulfatos, parabenos ni perfumes.
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Hidratantes específicos para cuero cabelludo sensible, con ceramidas o ácido hialurónico.
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Corticoides de baja potencia o inhibidores de la calcineurina (pimecrolimus) en brotes moderados.
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En casos severos: fototerapia o inmunosupresores bajo control médico.
La dermatitis atópica requiere cuidado diario y constancia, ya que no tiene cura, pero puede mantenerse bajo control con tratamiento adecuado.
10. Acné del cuero cabelludo
El acné en el cuero cabelludo, también llamado foliculitis acneiforme, es una forma localizada de acné que afecta principalmente a personas con piel grasa o seborreica, o que utilizan productos capilares comedogénicos (como aceites, ceras o sprays densos).
Aunque suele ser una afección leve, puede causar molestias persistentes si no se trata.
Síntomas habituales:
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Presencia de lesiones inflamatorias: pústulas, pápulas o comedones alrededor del folículo.
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Dolor leve o sensibilidad al peinarse o lavar el cabello.
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Picor, enrojecimiento o sensación de calor en zonas localizadas (zona occipital, línea frontal).
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En casos crónicos, puede haber hiperpigmentación postinflamatoria.
Causas principales:
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Obstrucción del folículo piloso por exceso de sebo, sudor o residuos cosméticos.
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Cambios hormonales, estrés o mala higiene capilar.
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Uso de gorros, cascos o exposición prolongada al calor y humedad.
Tratamientos eficaces:
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Champús con ácido salicílico, peróxido de benzoilo o alquitrán de hulla para limpiar profundamente el cuero cabelludo.
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Retinoides tópicos suaves (adapaleno o tretinoína en soluciones específicas).
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En casos severos o persistentes, antibióticos tópicos o tratamiento oral con isotretinoína bajo control médico.
El acné del cuero cabelludo se controla con una rutina adecuada de limpieza y evitando productos comedogénicos. La prevención es tan importante como el tratamiento.
Las enfermedades del cuero cabelludo son variadas y pueden afectar significativamente la calidad de vida de quienes las padecen. Desde infecciones leves hasta trastornos autoinmunes graves, es fundamental realizar un diagnóstico profesional y un tratamiento adaptado a cada caso. Ante cualquier alteración persistente, lo más recomendable es acudir a un dermatólogo o especialista en tricología para un diagnóstico adecuado, en Clínica de Freitas estamos para darte la mejor solución.