La alopecia areata es una enfermedad dermatológica que produce una pérdida de cabello, es un trastorno autoimmune caracterizado por la pérdida transitoria y no cicatricial del cabello y la conservación del folículo piloso. Puede aparecer a cualquier edad y no tiene distinción de sexo o raza, aunque algunas investigaciones reportan que tienen una ligera predominancia por las mujeres.
Se caracteriza por un aumento del número de folículos catágenos y telógenos.
La alopecia areata afecta a casi el 2% de la población general en algún momento de su vida.
¿Cómo afecta la alopecia areata?
La alopecia areata suele afectar al cuero cabelludo, las cejas, las pestañas o cualquier lugar donde haya pelo incluyendo la zona púbica.
La pérdida de cabello puede adoptar muchas formas, desde la pérdida en parches bien definidos hasta la pérdida difusa o total del cabello. Tiene una evolución impredecible y variable en los pacientes.
La forma más frecuente es la pérdida aislada y asintomática de pelo de una placa circunscrita, normalmente en el cuero cabelludo, con un rebrote en pocos meses.
Esta forma benigna puede evolucionar gradualmente hacia otras más graves, llegando a veces a la alopecia universal.
En muchos casos se produce alguna afectación de las uñas, picado, cresta, aumento de la friabilidad o desprendimiento.
La etiología y la patogénesis son aún desconocidas. La zona más comúnmente afectada es el cuero cabelludo.
Se cree que la ruptura del privilegio inmunitario del folículo piloso es un factor importante de la alopecia areata, suele diagnosticar basándose en las manifestaciones clínicas, pero la dermatoscopia y la histopatología pueden ser útiles.
Tratamiento para la alopecia areata
La alopecia areata es difícil de tratar médicamente, pero los recientes avances en la comprensión de los mecanismos moleculares han revelado nuevos tratamientos y la posibilidad de remisión en un futuro próximo.
Actualmente puede tratarse con corticoides intralesionales, inmunoterapia tópica o sistémica, antralina, minoxidil y fotoquimioterapia.
Existen estudios que reportan la inmunoterapia tópica (dinitroclorobenceno, difenilciclopropenona o el ácido escuárico dibutilester) como una de las opciones más efectivas.
Los fármacos para combatir la alopecia areata tienen como función eliminar la inflamación, prevenir la pérdida de pelo y controlar los síntomas de la alopecia, es importante tener bajo control clínico los posibles efectos secundarios que pueden provocar.
También la aplicación de corticoesteroides intralesionales, tópicos o sistémicos (acetónido de fluocinolona, triamcinolona acetonida, dexametasona, propionato de clobetasol, metilprednisolona y otros).
A pesar de las diversas opciones de tratamientos para la alopecia areata, cada paciente puede responder de manera diferente tanto a los fármacos, la respuesta a cualquier fármaco puede depender de un conjunto de factores.
-Edad de inicio de la alopecia.
-Edad del paciente.
-Antecedentes familiares.
Alopecia areata en niños
Como hemos comentado al principio, la alopecia areata es una enfermedad capilar cada vez más común, padecer de alopecia areata a temprana edad puede provocar efectos emocionales importantes en niños y adultos.
La perdida de pelo en niños puede tener efectos graves psicológicos debido al efecto cosmético que puede causar, los niños pueden tener complicaciones en su etapa de desarrollo. Provocando baja autoestima, ansiedad y depresión en los menores.
La presentación más común de alopecia en niños es la de parches de alopecia de color melocotón o carne en el cuero cabelludo con patrones ovalados, redondos, en forma de lanceta o reticulares.
El médico especialista debe comunicar a los pacientes la naturaleza impredecible de la enfermedad, la incertidumbre de su evolución, así como los tratamientos disponibles en la actualidad.
- Niños con alopecia areata tienen más problemas psicológicos, ansiedad y depresión, están más retraídos. También problemas en relaciones sociales y en la atención.
- Niñas con alopecia areata parecen estar más afectadas en las dimensiones de problemas totales, ansiedad, depresión y síndromes de internalización y externalización.